Explican por qué en el Cibao se habla con la i en campos y ciudades

SANTIAGO, República Dominicana. Algunas vez te has preguntado porqué los cibaeños y cibaeñas hablan con la i?. Intelectuales y expertos en español dominicano explican porqué en el Cibao, la gente nativa de esta región utiliza frecuentemente la i en sus conversaciones cotidianas.

A continuación el escritor Pedro Samuel Rodríguez Reyes explica el origen de la i cibaeña:

No es de extrañar si alguien pensara que los siguientes vocablos podrían ser propios del habla peculiar de los habitantes de la región del Cibao, al norte de República Dominicana: Cadeira, madeira, noite, leite, praia, manteiga, caipirinha, muito, tejeira, sei, feira, bandeira. Sin embargo, éstos pertenecen y han pertenecido exclusivamente al idioma portugués y en absoluto provienen del habla castellana-cibaeña.

Observemos las similitudes del habla cibaeña con el idioma portugués, escribiendo primero un vocablo cibaeño y a continuación una palabra portuguesa. Pongamos en paréntesis el correspondiente significado en castellano :

Hablar cibaeño                Idioma Portugués
Noite (norte)                    Madeira (madera)
Aimario (armario)           Noite (noche)
Paimera (palmera)           Praia (playa)
Peisona (persona)            Bandeira (bandera)
Peidón (perdón)               Feira (feria)…

Si mezclamos vocablos del habla castellana-cibaeña con palabras portuguesas escribiéndolas una a continuación de la otra sin traducción alguna, probablemente a un observador que desconozca tanto el portugués como el castellano podría parecerle que se trata de un mismo idioma: madeira, aite, paimera, bandeira, noite, caipirinha, peisona, praia, capitai, queijo, aitura, feira, dei, sei, poique, manteiga, muita, muito, queréi, leite.

En ambos casos, el elemento visiblemente común es la ‘i’ precedida de vocal. En el caso particular del habla castellana-cibaeña, adicionalmente se vocalizan en i las consonantes l y r, como si se quisiese seguir alguna oculta forma del idioma portugués. Es decir, podría ser válida nuestra percepción de que pudo haber algún contacto directo entre portugueses y habitantes del Cibao en un momento histórico determinado, cuyo contacto devino en influencia del idioma portugués en el habla cibaeña.

No obstante, el posible análisis y metodización de estas supuestas similitudes correspondería a filólogos y especialistas del lenguaje.

Lo que concierne a quien estas líneas escribe sería el presentar algunos informes históricos indicativos de que, efectivamente, pudo haber una importante presencia de individuos, precisamente portugueses, en la ciudad de Santiago de los Caballeros y zonas aledañas en tiempos tan tempranos como principios del siglo XVII.

Si, como señalamos, son ciertas las similitudes y, si en adición a ello, es posible verificar una importante presencia de individuos de origen portugués en esa zona norteña a principios del siglo XVII, entonces pensamos que valdría la pena estudiar el caso un poco más, pues estaríamos en presencia de unas instancias que superan el simple dato anecdótico.

Y es que la llamada i cibaeña hubo de tener un origen. Pero ese origen no parece haber sido necesariamente taíno, pues, de ser así, entonces las particularidades del habla cibaeña habría sido común a toda la geografía de la nación, ya que nuestra etnia primigenia estuvo asentada en toda la geografía de La Española y no sólo en la norteña zona del Cibao.

Dicho origen tampoco parece provenir de Castilla, Andalucía o Extremadura, pues en estos lugares no han existido tales peculiaridades linguísticas, al menos, de manera comprobable. Pudo tener, eso sí, un origen galaico, en vista de las raíces comunes del gallego y el portugués, pero no hay base histórica que certifique alguna importante presencia gallega en la zona del cibao en tiempos tempranos de nuestra historia.

Pensamos que con el paso del tiempo, la expansión de la influencia del habla portugués en el Cibao terminó ocupando una dilatada zona geográfica demarcada por las fronteras naturales siguientes: al Sur y al Noroeste por la Cordillera Central; al Norte por la Cordillera Septentrional y al Este por la desembocadura el río Yuna.

Tal vez podría asegurarse que la peculiaridad fonética que nos ocupa determinó esa zona geográfica y sólo las fronteras naturales señaladas pudieron detener esa expansión.

El habla cibaeña

A nuestro modo de ver y en el contexto aquí tratado, el habla cibaeña posee dos características fonéticas básicas:

1- La vocalización en i de las consonantes l y r cuando estas consonantes se encuentran precedidas de vocal y seguidas de otra consonante:

altura > aitura
ernesto > einesto
culto > cuito
arte > aite…

Sin embargo, cuando estas consonantes [l y r] son intervocálicas (cuando están entre vocales) no se operan cambios:

aluminio – aluminio
arado – arado
ilusión – ilusión
alegre – alegre…

2- La vocalización en i de las consonantes l y r cuando estas consonantes se encuentran al final de las palabras:

Capital > capitái
Manuel > manuéi
Sembrar > sembrai
Mendigar > mendigai…
Particularidades del idioma portugués

Sería conveniente señalar que existen particularidades linguisticas del portugués que probablemente a filólogos que se interesen por el fenómeno de la i cibaeña podrían darles pistas. Algunas de estas particularidades (que remiten a la i cibaeña) serían:

-En portugués se ha perdido la l intervocálica. Por eso el latín quales da la palabra portuguesa quais.

-Si en portugués un nombre en singular termina en l, la pierde en plural por su posición intervocálica. Así el plural de sol (sol) es sois (soles), tras haber convertido la e en i.

Pedro Henríquez Ureña

El eminente intelectual dominicano Pedro Henríquez Ureña, en su interesante obra “El español en Santo Domingo”  (Editora Taller, 1978), aunque no nos ofrece elaborados detalles, trata el tema de la vocalización en i de las consonantes l y r e indica las regiones donde ocurre este cambio: “las regiones que ocupa son los campos del Cibao, en el norte, particularmente en las proximidades de Santiago de los Caballeros y San Francisco de Macorís, sin llegar a las regiones costeras de Puerto Plata y Montecristi; en el sudeste, además, los campos del  Seibo”.

En adición, el destacado escritor dominicano expone más adelante en su obra citada sobre las formas usuales de la vocalización en i de la consonante d en el habla popular dominicano, y anota ejemplos tales como pai, mai, compái, y comái; haciendo entonces la importante observación que ofrecemos a continuación:

“Estas formas portuguesas tal vez se difundieron en las Antillas a través de los esclavos del siglo XVI: muchos de ellos hablaban portugués, porque Portugal se especializó en la trata de negros, y en su territorio se conservaban muchos para venderlos, aparte de los que directamente se traían de África al Nuevo Mundo. En la literatura española de los siglos XVI y XVII es frecuente que aparezcan negros hablando en forma aportuguesada”.

Es decir, el destacado intelectual dominicano comenta el tema respecto a la vocalización en i de las consonantes l y r indicando la zona del Cibao como el lugar donde ocurre este cambio y, adicionalmente, percibe la vocalización de d en i como formas portuguesas que podrían haberse originado mediante una posible influencia de esclavos de hablar aportuguesado traídos a la isla en el siglo XVI. Nótese que esas formas portuguesadas a las que se refiere Henríquez Ureña en sus ejemplos, poseen plena coincidencia con el habla cibaeña en cuanto a la presencia de i precedida de vocal. Curiosamente el mismo fenómeno (de la presencia de i precedida de vocal) ocurre en todos los vocablos de origen portugués que señalamos en los primeros párrafos del presente escrito.

Pensamos, en consecuencia, que el habla cibaeña luce poseer un alto grado de influencia de la lengua portuguesa debido a su curioso empeño por vocalizar en i las consonantes l y r, forzando así a que ocurra el fenómeno que delata su filiación portuguesa: altura>aitura; norte>noite… Por ello, cuando en párrafos anteriores mencionamos que el habla cibaeña parece seguir alguna oculta forma del idioma portugués, nos referíamos, precisamente a ese recurso de sustituir las consonantes l y r por i; lo cual mueve a pensar que la peculiaridad fonética de la i cibaeña se ha conformado bajo la influencia del idioma luso y ha quedado exhibiendo la ostensible impronta de las formas portuguesas mencionadas por Henríquez Ureña.

Por nuestra parte, no poseemos informes que ofrezcan certidumbre respecto a la existencia de algún importante conglomerado de esclavos negros de hablar aportuguesado asentado en la región del Cibao en la época colonial y, en consecuencia, mantenemos la percepción de que la vocalización en i de las consonantes l y r en esa zona ha ocurrido por una posible influencia directa de portugueses asentados en aquella región a partir de las Devastaciones de Osorio en 1605-1606.

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